Powered By Blogger

domingo, setiembre 03, 2006

¿Hacia dónde va el Indecopi?

Publicado en La República del 1 de setiembre de 2006

El Indecopi ha sido en los últimos años el peor enemigo del mercado. En vez de promover su correcto funcionamiento, se ha opuesto (o al menos ha entorpecido) la aprobación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos; ha revocado precedentes que establecían reglas simples y predecibles; y hasta se ha atribuido la facultad de determinar cuándo un precio es “excesivo”. Pero esto no debería sorprendernos si recordamos que todos los presidentes del Indecopi –nombrados por el gobierno de Toledo– fueron allegados al gobierno que no conocían las materias administradas por el Instituto. La llegada del TLC demanda poner en marcha una agenda interna que facilite a nuestras empresas el aumento de su competitividad. Dentro de esta, el Instituto tiene un papel trascendental que jugar, que implica, cuando menos:

1. Definir si se apoya institucionalmente el control de fusiones y, en caso afirmativo, reforzar la Comisión de Libre Competencia.
2. Reforzar la Comisión de Acceso al Mercado para poder identificar permanentemente barreras para-arancelarias al comercio.
3. Promover marcas y patentes que otorguen valor agregado a nuestros productos –en vez de limitarnos a registrar marcas y patentes extranjeras–; en particular, fomentar el uso de modelos de utilidad, a través de los cuales muchos países han promovido su desarrollo industrial.
4. Modificar el enfoque relativo a derechos de autor. Debemos apoyar la creación intelectual, por ejemplo, a través de las industrias de base cultural.
5. Poner en marcha una lucha intensa contra los actos de competencia desleal provenientes de la importación de mercancías falsificadas y del contrabando.
6. Colaborar en la identificación y reconocimiento internacional de nuevas denominaciones de origen (¡gracias a nuestra falta de pro actividad, nueve países miembros de la OMPI acaban de rechazar nuestro pedido de no permitirle a Chile el uso de la denominación de origen Pisco!).
7. Perseguir cárteles vinculados con las cadenas productivas agro-exportadoras.
8. Promover de manera sostenida estándares de calidad en los productos nacionales.
9. Apoyar técnicamente en la implementación de los complejos tratados en materia de propiedad intelectual a los que deberemos adherirnos como consecuencia del TLC.
10. Investigar el sector farmacéutico para determinar si existen razones ajenas a las%

La contribución del Indecopi con la agenda interna a favor de la competitividad dependerá, en gran medida, del conocimiento técnico de sus funcionarios. El gobierno actual –en la misma línea que el gobierno anterior– acaba de nombrar un presidente a quien no se le conoce como especialista en la materia. Esto ha generado incertidumbre acerca de su capacidad para conducir exitosamente la institución, pero no permite descartar la realización de una gestión exitosa... Claro está, siempre que se convoque a técnicos de alto nivel y se les facilite desarrollar su trabajo con independencia.

Fernando Cáceres

sábado, abril 08, 2006

Montesinos estaria detras de Humala - por Gustavo Gorriti

Renuncia de Gustavo Gorriti a La Republica

Esta es, primero, una nota de despedida. Junto con ella, puesto que sobre todo en tiempos ominosos los adioses deben ser breves, otra de advertencia, comentario y hasta de arenga.
Termino con este artículo mi función de codirector y periodista de La República y dejo la empresa. El humalismo es un proyecto dictatorial. Como hizo el fascismo en la atormentada historia del siglo XX, busca utilizar las armas de la democracia (sobre todo las elecciones) para asesinarla. Utilizará el lenguaje de izquierda cuando le convenga (como lo hizo el fascismo en la mayoría de los casos), hasta tomar el poder. Luego de eso, los tontos útiles y los idiotas de ocasión que negociaron su apoyo seducidos por la retórica o por la exhortación de Hugo Chávez, tendrán años por delante en los que podrán lamentar su estupidez.
Con Ollanta Humala viene el proyecto de una dictadura cívico-militar. Más militar que cívica, y con fortísimos elementos fascistas. Olvídense de Evo Morales (que es otra cosa, un líder sindical civil) y piensen en Montesinos. Sí, en Montesinos.
Ollanta Humala dice que no hay fujimoristas en su grupo, y de repente tiene razón: solo hay montesinistas.
Dice también que no hay generales montesinistas, y de repente tiene razón otra vez: solo hay coroneles y comandantes montesinistas.
¿Que exagero? A ver: a la diestra y la siniestra del comandante Humala, están los coroneles Villafuerte y Loyola, dos de los militares que conducen su campaña electoral como una campaña militar. El coronel Villafuerte fue el hombre de confianza del muy montesinista general Saucedo; el coronel Loyola fue hombre de confianza del recontra montesinista general Villanueva Ruesta. Y el propio comandante Ollanta Humala fue hombre de confianza del ultramontesinista general Cano Angulo. Finalmente, si el coronel Alberto Pinto Cárdenas, el hombre de Montesinos durante la decisiva primera parte del fujimorato, resulta siendo –como lo ha revelado El Comercio– otra importante figura militar de la campaña, se refuerza la inescapable conclusión.
La campaña de Ollanta Humala es la campaña de los hombres de confianza de la cúpula militar montesinista. Ahí están, las manos derechas de Villanueva Ruesta, de Saucedo, de Cano Angulo, del propio Montesinos. ¡Ese es el cogollo, esa es la campaña! ¡Hay que despertar a tiempo!
En el Perú no somos tantos los periodistas de investigación con experiencia y alguna veteranía. No siempre estamos de acuerdo entre nosotros y hasta nos peleamos para variar. Pero en lo que todos coincidimos es en advertir la presencia montesinista en el centro del proyecto dictatorial humalista.
El proyecto de una oligarquía militar que aprendió las lecciones del pasado, las mieles de la cleptocracia y que si toma el poder hará todo lo necesario para quedarse en él por una generación. No repetirán los errores de Montesinos. Serán los tiempos de la doctrina Madre Mía.
El grupo de civiles que los rodea, los aventureros, especuladores, traficantes y tontos útiles, son nada más que una nata usable o descartable.
A mi vez, no quiero repetir tampoco los errores del pasado. En 1990, 1991 y 1992 alerté, junto con otros pocos, sobre la presencia e influencia de Montesinos en el entorno inmediato de Fujimori. Este, por supuesto, mintió en todas las formas y maneras al respecto, y hubo una significativa cantidad de gente que decidió hacerse la tonta. Pero, en perspectiva, creo que no advertí sobre ese peligro con la suficiente energía y contundencia. Quizá, de haberlo hecho, otra gente se hubiera sumado a tiempo y Fujimori lo hubiera pensado mejor cuando Montesinos era todavía vulnerable. Después perdimos años y mucho más, nos robaron cientos de millones de dólares, envilecieron el país, nos forzaron a luchar cuesta arriba para derrocarlos. Que no se repita, no lo permitamos, porque ahora sería mucho peor. Para decirlo en castellano: permitirlo significaría joder la democracia y joder al país por una generación.
Ya lo hemos vivido en nuestro país, de diversas maneras. Lo del régimen de Montesinos y Fujimori fue harto malo. Puede ser mucho peor.
Y aquí llego al punto central: si en democracias consolidadas, el deber de un periodista es la independencia y la imparcialidad, para informar a la gente, libre de la influencia de grupos de presión o de poder; los periodistas en democracias precarias tienen un deber adicional: defender la democracia, sin la cual no hay derecho ni libertad ni periodismo que ejercitar.
Por eso he utilizado esta página durante las últimas semanas para alertar sobre el peligro que representa el humalismo para la supervivencia de la democracia en el Perú. Y ahora quiero hacerlo y recalcarlo por última vez.
Voten, lectores, por quien quieran, en tanto sea un candidato democrático. Pero ni Ollanta Humala ni Martha Chávez. Y en la segunda vuelta, si entra Humala, el deber de todos debe ser respaldar y movilizarse por el candidato o candidata demócrata que lo enfrente.
Y ahora sí, me despido. A mis compañeros de La República, con el recuerdo del trabajo y los cierres compartidos, les deseo lo mejor, en el periodismo y la vida. A ustedes lectores, espero haberlos servido. Tratar de hacerlo fue un honor.