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viernes, mayo 06, 2005

Ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre

(La República, 29 de Abril de 2005)
Los ingresos de la división peruana de LAN dependen del flujo de personas que decida venir al Perú. Por eso cuesta trabajo creer que la decisión de transmitir el video se haya tomado al más alto nivel. Pero tampoco fue una decisión del espíritu santo. ¿O alguien le cree a LAN cuando asegura que nadie había revisado el contenido del video antes de difundirlo? Si usted se inclinaba a creer en la buena fe de esta empresa, quizá deje de hacerlo al enterarse que en su Revista Lan Tours ubica a Puno dentro de Bolivia y que en su Revista “In” muestra la foto de un metro viejo y sucio “ubicado” en nuestra capital.


Para Santiago, sin embargo, no debería hacerse una tormenta en un vaso de agua con el asunto del video. Se trata, según su Canciller, de un hecho aislado que no debería ser indemnizado. Si el video hubiese sido transmitido por una aerolínea de otra bandera, efectivamente se trataría de un hecho aislado. Pero se trata de una empresa con capitales chilenos; y si bien el capital no tiene bandera, quienes manejan su destino sí la tienen.

Es cierto que la Guerra del Pacífico dejó cierto recelo entre los peruanos hacia lo chileno. Pero la causa de la “tormenta” no proviene de la Guerra. A todas las perlitas de LAN mencionadas, la historia reciente le agrega la venta de armas a Ecuador siendo garantes y en pleno conflicto bélico, la prepotencia con la que sus autoridades quisieron dar por cerrado el tema de los límites marítimos, la desproporcionada reacción de los carabineros al disparar al cuerpo de una persona que intentaba cruzar la frontera, la carrera armamentista que vienen promoviendo, la invención de historias para “piratearnos” el pisco, la alpaca y la chirimoya y comercializarlos como propios en los mercados extranjeros… y una larga lista de etcéteras. ¿La indignación no es comprensible? Claro que lo es.

Honestamente, sólo un ingenuo podría atribuir todo esto al azar. El ex dictador chileno, Augusto Pinochet, se encargó de promover entre sus compatriotas una práctica expansiva de poder como parte de su visión geopolítica. Estas ideas son comunes entre los chilenos. En línea con lo cual no dudan en pasar por encima nuestro cada vez que pueden hacerlo; práctica que, por cierto, también despliegan con sus otros dos vecinos.

En el caso concreto de LAN el Estado debe iniciar un juicio contra esta aerolínea para presionar una indemnización satisfactoria a nuestros intereses; que incluya, por cierto, la transmisión de videos y la inclusión de encartes que promuevan el turismo hacia el Perú a modo de resarcimiento. Pero urge, además, promover la aviación comercial nacional como parte de una estrategia de defensa.

Estos no son tiempos para pensar en guerras ni en cerrar fronteras al comercio. ¡Pero debemos buscar un punto de equilibrio! Si el TLC con Chile es beneficioso para nuestros intereses debemos firmarlo. Pero no podemos aceptar que, so pretexto del libre mercado, demos carta blanca a las inversiones chilenas sin considerar el aspecto geopolítico.
En este marco, por ejemplo, debemos tener en cuenta que la ubicación y características de los puertos peruanos les otorgan una ventaja natural sobre los chilenos para servir como puente comercial de la región hacia el Asia y viceversa. Por ello, tiene sentido que, al menos en cuanto se refiere a nuestra infraestructura portuaria, se prohíba su entrega en concesión o su privatización en favor de capitales chilenos.

Finalmente, la oportunidad es propicia para proponer a los medios de prensa la realización de una campaña de educación cívica destinada a transmitir, mediante mensajes simples, la idea de que tirar basura, orinar en la calle, y realizar todo cuanto contribuya a generar desorden en la ciudad, no hace sino jugar en contra de nuestro propio bienestar.